- El traje del “Starchild” que Paul Stanley lleva como líder de KISS es revelador. Por eso lo elegí para Halloween hace un par de años. Quería lucir los esfuerzos de mi dieta y régimen de ejercicios. Me equivoqué.
- Y con 61 años de edad, Stanley no puede abandonarse y seguir rockeando arenas llenas de fans gritando. Como una de las bandas más currantes del rock ‘n’ roll, él tiene una reputación que mantener, que no dejará que la edad mancille. He visto de cerca lo animadas que son las actuaciones de KISS y entiendo su dedicación a estar en forma para mantener a los fans de fie durante la gira mundial de Monster.
- ¿Siempre fuiste un tipo tan en forma?
- El único ejercicio que hacía de niño era llevarme el tenedor a la boca. La comida estaba equiparada con el amor en mi casa. Pensaba que te levantabas de la mesa cuando te bajabas la cremallera y que explotaría si daba un bocado más. Me comía mi plato y luego las sobras de los demás.
- Era un chaval rechoncho. Los pantalones se me solían desgastar a media altura, y era porque las piernas me rozaban. No estaba obeso, solo fornido.
- Eso no se parece en nada al Paul Stanley que hemos visto en el escenario. ¿Qué cambió?
- Incluso cuando empezó la banda, estaba más fornido, y el cinturón ancho que solía llevar en el escenario era un poco como un corsé. Con los años eso se hizo innecesario. No podría hacer lo que empecé a hacer en el escenario sin “adelgazar” porque lo físico de ello era parecido a un ejercicio aeróbico. Esto estuvo emparejado con un misterioso virus a principios de los años 70 que me tubo postrado durante un mes y apena comí. Cuando se me pasó, me miré en el espejo y estaba bastante delgado, y había sido el sueño de mi vida. Y decidí mantenerme así.
- Con tu sugerente vestimenta de escena, asumo que la vanidad juega un papel en tu motivación para estar en forma.
- Había escuchado a algunas mujeres hacer comentarios sobre mi pecho, así que, ¿Por qué no mostrarlo? Nadie quiere ver a un gordo con leotardos. Eso no sería justo para los fans. No es vanidad tanto como sentido común. Creo que la vanidad en cierto grado es un magnífico incentivo. Sentirse orgulloso de uno mismo no debería verse como perjudicial. Deberíamos tener el mejor aspecto, porque en las giras estar bien implica estar sano. Cuando tengo mi mejor aspecto también me siento mejor.
- Así que, ¿Cual es el entrenamiento de Paul Stanley?
- Ejercicio cardiovascular es la clave para todo. No solo tiene que ver el aspecto que tengo sino con estabilizar mi cuerpo para que pueda actuar mejor en el escenario. Mi entrenamiento es extenuante; hago mucho de subida a montañas, mucho trabajo abdominal y abdominales, pesas para la zona superior del cuerpo, pero ligero con muchas repeticiones, nunca quise ganar músculo. También hago saltos de tijera y salto a la comba 500 veces, y si me olvido de una empiezo de nuevo. Es un entrenamiento específico para saltar por el escenario. Tienes que prepararte. No quieres averiguar que no estás en forma cuando estés a punto de subirte al cuadrilátero con el campeón.
- Pero cuando estoy de gira, la gira es el entrenamiento. Las botas pesan 15 kilos. Corro y doy patadas con 7 kilos en cada pierna. Hacemos al menos cuatro conciertos por semana, y los días de descanso es tiempo para recuperarse.
- Y esas actuaciones en el escenario han causado algún daño, ¿Verdad?
- Lo que hago se ha cobrado su precio. Me han operado ambas cabezas del húmero (hombros). Son similares a lesiones deportivas. Me he roto los meniscos en ambas rodillas y me ha puesto prótesis de cadera. Todo esto es por las actuaciones en el escenario. Es como hacer un triatlón con una guitarra colgada del cuello. Tienes que saltar, cantar, girar el brazo y tocar el acorde preciso. Con esa combinación, cualquier cosa puede salir mal. Solía saltar en el aire y caer de rodillas. No me dolía entonces, pero ahora sí.
- Traducción de KISS Army Spain.
domingo, 21 de abril de 2013
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